Siete Colores hoy es un taller de juegos donde se promueve el desarrollo integral del ser a través de la pedagogía Waldorf, co-creando un espacio comunitario donde los niños y los adultos que acompañan aprenden juntos, cada día.
Funcionando actualmente en Sierra de la Ventana, provincia de Buenos Aires, en un garaje acondicionado a aula pero con proyección real a poder adquirir un terreno, casa a reciclar y/o poder construir de cero.
Este espacio educativo se basa en la libertad, igualdad y fraternidad. Basados en el respeto a la diversidad e integralidad, la ecología y la permacultura, la carpintería, el trabajo en barro, la huerta orgánica, la sana alimentación y nutrición del niño, la armonía entre cuerpo-alma-espíritu, y sobre todo, pensando que es un derecho de todos coexistir y poder tener una alternativa educativa que se enfoque en el desarrollo del ser para aprender sobre nosotros mismos.
El auto-conocimiento, el desarrollo físico, la vida social, el arte y la autosustentabilidad son los pilares de este taller de niños y de adultos comprometidos en hacer de este jardín una segunda casa para ambos, donde la responsabilidad, el compromiso y la libertad sean el verdadero camino pedagógico.
Las clases comienzan a las 8:30 de la mañana cada día hasta las 12:00, de Lunes a Viernes. Los padres pueden acompañar desde afuera o desde adentro, como lo sientan o como sea lo mejor para ellos. La guía de los niños (preferimos renombrar así a la maestra jardinera capacitada en pedagogía Waldorf) llega media hora antes para preparar el aula, decorar con la “idea” del día, pensar su desayuno, armar su espacio, meditar sobre cada uno de sus nenes y llenar de magia y alegría el lugar. Cada día una persona hará de pivot ayudando a la maestra, complementando, estando en los detalles y solo participando como observador atento a las necesidades del guía y de los niños (pueden ser padres, abuelos, tíos, amigos y cualquier familiar que sienta el llamado real de poder colaborar o sostener). A esta edad tan tempana (de 2 a 6 años) la única forma de aprender es jugando, desarrollando la creatividad a través del arte y complementado todo con la actividad física y la acción para el óptimo desarrollo del cuerpo del niño, sus órganos y sus funciones. Todo esta pensado con un estudio al detalle del conocimiento del ser humano a través de la Antroposofía, base de la pedagogía Waldorf.
Este futuro jardín de infantes (en trámite de legalización formal) será el trampolín para una escuela de idénticas características holísticas yd e transición, siempre apoyados por la pedagogía Waldorf y la Antroposofía.
El principio de transmitir de forma lúdica el sentido de la responsabilidad tanto individual como social, asi como el real conocimiento de uno mismo, es la intensión que sostiene a esta futura escuela, la cual está siendo construida nuestras propias manos.